sábado, 16 de mayo de 2009

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO


LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO

La noción de “sociedad del conocimiento” (knowledge society) surgió hacia finales de los años 90 y es empleada particularmente en medios académicos, como alternativa de algunos a “sociedad de la información”.
La UNESCO, en particular, ha adoptado el término “sociedad del conocimiento”, o su variante “sociedades del saber”, dentro de sus políticas institucionales. Ha desarrollado una reflexión en torno al tema, que busca incorporar una concepción más integral, no en relación únicamente con la dimensión económica. Por ejemplo, Abdul Waheed Khan (subdirector general de la UNESCO para la Comunicación y la Información), escribe[3]: “La sociedad de la Información es la piedra angular de las sociedades del conocimiento. El concepto de “sociedad de la información”, a mi parecer, está relacionado con la idea de la “innovación tecnológica”, mientras que el concepto de “sociedades del conocimiento” incluye una dimensión de transformación social, cultural, económica, política e institucional, así como una perspectiva más pluralista y desarrolladora. El concepto de “sociedades del conocimiento” es preferible al de la “sociedad de la información” ya que expresa mejor la complejidad y el dinamismo de los cambios que se están dando. (...) el conocimiento en cuestión no sólo es importante para el crecimiento económico sino también para empoderar y desarrollar todos los sectores de la sociedad”.
Un matiz en este debate, que solo concierne a los idiomas latinos, es la distinción entre sociedad del “conocimiento” o del “saber” (ambos traducen el término inglés “knowledge society”). La noción de “saberes” implica certezas más precisas o prácticas, mientras que conocimiento abarca una comprensión más global o analítica. André Gorz considera que los conocimientos se refieren a “contenidos formalizados, objetivados, que no pueden, por definición, pertenecer a las personas... El saber está hecho de experiencias y de prácticas que se volvieron evidencias intuitivas y costumbres”[4]. Para Gorz, la “inteligencia” cubre toda la gama de capacidades que permite combinar saberes con conocimientos. Sugiere, entonces, que “knowledge society” se traduzca por “sociedad de la inteligencia”.
En todo caso, por lo general, en este contexto se utiliza indistintamente sociedad del conocimiento o del saber, si bien en español conocimiento parece ser más usual.



SOCIEDAD DE LA INFORMACION

En la última década, la expresión “sociedad de la información” se ha consagrado sin lugar a dudas como el término hegemónico, no necesariamente porque exprese una claridad teórica, sino por el bautizo que recibió en las políticas oficiales de los países más desarrollados, además de la coronación que significó honrarlo con una Cumbre Mundial.
Los antecedentes del término, sin embargo, datan de décadas anteriores. En 1973, el sociólogo estadounidense Daniel Bell introdujo la noción de la “sociedad de la información” en su libro El advenimiento de la sociedad post-industrial[1], donde formula que el eje principal de ésta será el conocimiento teórico y advierte que los servicios basados en el conocimiento habrán de convertirse en la estructura central de la nueva economía y de una sociedad apuntalada en la información, donde las ideologías resultarán sobrando.
Esta expresión reaparece con fuerza en los años 90, en el contexto del desarrollo de Internet y de las TIC. A partir de 1995, fue incluida en la agenda de las reuniones del G7 (luego G8, donde se juntan los jefes de Estado o gobierno de las naciones más poderosas del planeta). Se ha abordado en foros de la Comunidad Europea y de la OCDE (los treinta países más desarrollados del mundo) y ha sido adoptada por el gobierno de los Estados Unidos, así como por varias agencias de las Naciones Unidas y por el Grupo Banco Mundial. Todo ello con gran eco mediático. A partir de 1998, fue elegida, primero en la Unión Internacional de Telecomunicaciones y luego en la ONU, como el nombre de la Cumbre Mundial a realizarse en 2003 y 2005.
En este contexto, el concepto de “sociedad de la información”, como construcción política e ideológica, se ha desarrollado de la mano de la globalización neoliberal, cuya principal meta ha sido acelerar la instauración de un mercado mundial abierto y “autoregulado”. Esta política ha contado con la estrecha colaboración de organismos multilaterales como la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, para que los países débiles abandonen las regulaciones nacionales o medidas proteccionistas que “desalentarían” la inversión; todo ello con el conocido resultado de la escandalosa profundización de las brechas entre ricos y pobres en el mundo.



ALVIN Y HEIDY TOFFLER LA REVOLUCION DE LA RIQUEZA
Ed. Debate La expresión prosumidores que le da valor a la gente que hace cosas pero que no recibe una remuneración específica es como los sectores del gobierno viene llamando a aquellos que hacen trueque. Esta es una expresión inventada por los esposos Toffler para destacar la importancia en la economía de hoy en día que tienen quienes producen valor sin dinero a cambio. La tesis de los Toffler en la Revolución de la riqueza es que cada día más este tipo de intercambio tiene más valor en la economía y que eso la está cambiando de una manera definitiva. Y los Toffler a diferencia de nuestros economistas locales tratan de demostrar que gracias a la tecnología de la información este tipo de intercambio es más frecuente y totalmente posible. Hablan de de desarrollos como el software libre pero también de los intercambios entre empresas cada vez más frecuentes y que afirma no son contabilizados normalmente. Y como este tipo de desarrollo impacta en el sector monetario.
Los Toffler hacen un análisis de la sociedad del conocimiento desde el punto de vista de la riqueza y como unos países están entre la segunda y tercera ola . Como unos tratan de avanzar en dos vías a la vez como los chinos y los indios por ejemplo pero también como otras sociedades parecen quedarse en el camino.
El libro es rabiosamente optimista y lo justifica citando a Hellen Keller: “ningún pesimista descubrió jamás secretos de las estrellas o exploró una tierra no cartografiada o abrió ningún cielo nuevo para el espirítu humano”. Puede que eso sea cierto, pero me parece que se olvida bastante de los perdedores de ésta revolución de la riqueza que siempre los hay y habrá incluso cuando en muchos sentidos la pobreza hoy en día pueda ser menos jodida que no menos compleja para muchos pobres que hace unos siglos atrás.

3 comentarios:

  1. Hola Yuli el tema de hoy es muy interesante y hay que tener en cuenta el detalle perverso de la Tercer Ola toffleriana también esta ahí: el alcance de la revolución tecnológica, si bien global e irreversible, nunca ha sido homogéneo ni será equitativo. El problema es que dentro de la revolución tecnológica ya se han abierto brechas demasiadas profundas. Al punto que la propia Europa siente el fuerte rezago frente a Estados Unidos y actúa con el complejo de hermano pobre que llega a la casa del pariente rico: correr en busca del tesoro perdido. Ahí se explica la alocada carrera de Alemania, España... para importar masivamente cerebros y fuerza de trabajo especializada en las carreras conectadas con la era del microchip. Si los europeos (y Japón no va lejos) están así, piénsese lo que sucede en América Latina. Y si alguien quiere deprimirse más, solo tiene que echar un paseo mental por estos parajes. Pero países como Ecuador pueden tener una oportunidad si sus gobernantes se muestran audaces. Deben salir a caza del cohete llamado Internet y conectarlo con todas las escuelas. El cambio arranca de ahí. Conceptualmente, la ONU acaba de decir que Internet será un instrumento para recortar la brecha entre pobres y ricos. Quizá no sea así, pero hay que hacer el intento.

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  2. me gusto mucho su expocicion sobre la sociedad del conocimento, no es muy extenso y es interesante,concuerdo con ud al decir que El concepto de “sociedades del conocimiento” es preferible al de la “sociedad de la información” ya que expresa mejor la complejidad y el dinamismo de los cambios que se están dando.

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  3. En su libro La tercera ola, Toffler introduce un concepto de ola que engloba todas las consecuencias biológicas, psicológicas, sociales y económicas que se derivan de cada una de las civilizaciones verdaderamente distintivas.
    Dentro de estas civilización describe:
    La primera ola como la revolución agrícola. Una civilización basada en el autoabastecimiento que origina toda una ola de consecuencias culturales. Dura miles de años.

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